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miércoles, 8 de abril de 2009

Sospechas

Carlos llega a casa son las 20:16, se encuentra muy cansado, pues ha tenido una agobiante junta de trabajo. Al aparcar el auto algo llama su atención, pero nota encendida la luz de la recamara, lo cual le extraña, pues su esposa debería de estar todavía en el trabajo. Entra a la sala y toda la casa se ve obscura, gira ligeramente el dimmer para poder ver. Sube las escaleras y avanza por el lúgubre pasillo –sin quitar la vista de la puerta ligeramente abierta–, entra con cuidado y observa la cama destendida y el cuarto se ve desarreglado. Escucha un ruido en el vestidor –al mismo tiempo que toma una pequeña figura de hierro del tocador–, antes de lograr abrir la puerta, sale su esposa que no puede evitar soltar un pequeño grito, que rápido silencia.

– ¿Amanda que haces aquí?, me has metido un susto, se supone que llegabas a las 9 –dijo confundido–.

–Me comencé a sentir un poco enferma en la oficina y decidí regresar a casa para descansar, dormí toda la tarde, acabo de darme un baño de hecho–.

–¿Y cómo te sientes?

–Ahora mejor, no te preocupes.

–Te ves alterado. ¿Está todo bien?

–Ah, disculpa, creí que alguien había entrado a la casa. Tengo hambre me preparare algo. Descansa.

Carlos baja a la cocina, sigue teniendo esa rara sensación, todavía no se siente tranquilo, la luz de la cocina está encendida –no debería, pues solo ilumino ligeramente la sala-, entra y no ve a nadie, aunque hay algunas ollas y sartenes sobre la estufa, así como un par de platos sucios con un poco de comida sobre ellos, además de una botella de vino vacía sobre la mesa.

Abre el refrigerador y se prepara un sándwich. Pronto su esposa se asoma por la puerta. -¿Qué haces aquí? –le dice mientras da un gran mordida-. Nada, quería ver si estaba todo bien –responde-.

Se dirige a la sala y enciende el televisor. La luz del aparato ilumina un par de copas y otra botella de vino -Carlos voltea a verla con extrañeza-. ¿Invitaste a alguien a comer o algo parecido?

-No –responde con cierta preocupación en el tono, al mismo tiempo que recoge las cosas.

Carlos se intriga un poco. En la cocina, ella colecta todos los platos y trastes sobre la tarja, con cierta desesperación, mientras en su cara se nota cierta preocupación. Carlos va a al baño, y mientras se lava las manos escuchas pisadas arriba. Abre la puerta y ve Amanda lavando los platos. Sube en silencio las escaleras, algo no está bien. Avanza en silencio por el pasillo cuando encuentra una habitación abierta, enciende la luz y no logra ver nada fuera de lo normal, entra para cerciorarse, abre el closet mientras y se aleja un poco, revisa tras las cortinas y no ve nada. En un momento de distracción se queda mirando el jardín, por unos segundos, mientras dibujada sobre el pasto logra ver la silueta de su esposa que sigue en la cocina.

Sale de la habitación y avanza a la siguiente, ocurre lo mismo. No hay nadie y no parece haber nada fuera de lugar o por lo menos algo que le llame la atención. Sale del cuarto y cierra la puerta, se asegura que el ventanal que da a la terraza este cerrado, pronto alguien lo sorprende por detrás.


-Amanda, gracias a Dios eres tú.

-Claro, ¿quien más? –dijo Amanda con cierta extrañeza.

-Perdona es que escuche como si hubiera alguien arriba y vi que seguías en la cocina. Así que subí para averiguar que pasa.

-¿Cómo que alguien? –dijo Amanda nerviosa.

-No te preocupes, no hay nadie afortunadamente.

-Claro. Porque habría de haber alguien, no digas tonterías –mientras soltaba una corta risa, como ocultando algo.-

Volvieron a bajar y se quedaron viendo la televisión por un rato en la sala. De pronto un leve ruido seco que provenía de arriba –como si algo se hubiera caído-.

- ¿Escuchaste eso? –dijo Carlos.

-¿Qué cosa?

-¿Como un golpe?

-No…

-Debe ser tu imaginación.

Carlos de pronto se quedo inmóvil, como si un rayo lo hubiese alcanzado.

-No revise el baño del cuarto de visitas.

-Quédate aquí, no subas. Iré a revisar, estoy seguro que hay alguien. Toma el teléfono, si algo pasa, quiero que salgas de la casa y marques a emergencias –le dijo muy seriamente.

Carlos subió de nuevo las escaleras, no sin antes tomar un cuchillo de la cocina –es ahora cuando se pregunta por qué nunca compro un arma-. Abre la puerta de la habitación y avanza hacia el baño, gira lentamente la perilla y abre de súbito la puerta con la esperanza de sorprender el intruso. El baño se encuentra inundado por las sombras, Carlos no logra ver nada. Oprime el pequeño cuadro fluorescente sobre la pared, esperando lo peor. Nada.

Escucha un ruido por el pasillo y sale de la habitación dispuesto a todo. Es Amanda, que está sobre la boca de la escalera.

-Amanda, te dije que no subieras.

-Además, no traes el teléfono –reclamó Carlos-.

-No le veo el punto, no hay nadie, estás un poco paranoico no crees.

-No te digo que hay alguien, estoy seguro.

-Sí. Quizá este paranoico, pero me sentiría más tranquilo si te quedaras abajo y tomaras el teléfono, por si acaso.

Amanda se puso un poco nerviosa, y le repitió que no había nadie, que volviera abajo o que durmiera. Seguramente estas muy estresado –le dijo ella-.

-Estás muy rara.

-No, para nada. Solo me pones un poco nerviosa.

Carlos se le quedo viendo por un momento. -Quédate abajo quieres, revisare una última vez-. Mientras veía como ella bajaba de nuevo las escaleras, se quedo observando de nuevo la recamara principal. Entro, la luz seguía encendida, miro con atención. La blusa azul de su esposa seguía en el suelo, su saco colgaba de un gancho sobre una silla y sus zapatillas negras se encontraban a mitad del cuarto.

-No tenía el cabello mojado –recordó Carlos.

-Se escucho un fuerte golpe, abajo-. Carlos corrió a ver, baja las escaleras a toda prisa…se detiene. El cuchillo cae y termina de rodar los últimos escalones.

Amanda esta en el suelo. Carlos solo puede ver la espalda de la figura que esta parada sobre la mancha de sangre. Esta voltea y ve a Carlos directo a los ojos. Carlos no sabe qué hacer – Grita-.
Carlos despierta de su funesta pesadilla. Está alterado, no sabe qué hacer, voltea a costado y ve a su esposa. La ha despertado. -¿Estás bien? –pregunta ella-. Si, disculpa tuve una pesadilla. Gira hacia ella y la abraza con fuerza y le hubiera gustado volver a dormir, pero ya falta poco para que vaya al trabajo.

Son las 8:16, Carlos regresa de la oficina, esa junta de trabajo lo ha agotado mucho. Al aparcar su automóvil, le llama la atención ver que hay luz en la recamara...

4 comentarios:

Miguel Angel Cansigno dijo...

A manera de epílogo dejo este comentario.

Este es uno de mis pocos (y a la vez muchos) intentos de lograr escribir un cuento de suspenso, y aunque no considero el contenido, del que espero hayan acabado de leer, como muy bueno para este punto. Pero pienso que si logra atrapar al lector, me siento muy conforme con este cuento que es realmente, el primero de este estilo que logro concretar. Claro está a falta de mi cultura sobre el cuento de terror, puesto que las únicas referencias a este tipo de narración (de suspenso, terror o quizá noir) solo son tres una de Edgar Allan Poe ,otra de Guy de Maupassant y finalmente una de Ray Bradbury -que al leer realmente logro alterar mis sentidos-, a falta de referencias literarias a este estilo, solo puedo basarme en mis pesadillas o cuestiones que en lo personal me daría un poco de miedo vivir (quizá sea lo mejor, o por lo menos así pueden darse cuenta de que tan dañado estoy realmente –claro, a tono de broma-). Y si bien la idea ya la había venido trabajando un poco, este cuento no es el original, puesto que el que había logrado escribir en uno de mis muy frecuentes accidentes con la computadora, hoy logre borrarlo sin haber forma de recuperar el archivo. Pero creo, fue lo mejor ya que el manejo que tenia la historia al principio quizá, no era la mejor. Además algo de lo que estoy muy orgulloso es la redacción que logro manejar en este. Realmente me esforcé por que fuera limpia y perfectamente puntuada a fin de lograr transmitir a fondo, no solo mis pensamientos, sino el ritmo de lectura con el que considero, debe leerse. Además que logre mi meta de superar las 1000 palabras, que pocas veces he logrado y más una meta lo considero como un estándar “optimo”. Para así lograr poner el punto final a las 1150 –como siempre tratando de buscar esa simetría-.

Letty Castillo dijo...

Hola keridiito!!
coo ya t dije, siempre de meticuloso, pero eso es algo q siempre me ha gustado de ti :)
creo q podemos hacer algo muy bueno entre los dos, aparte de cocinar e idear nuestra boda xD, sabes q tmbn m gusta escribir, es mas, ayudame a continuar con mi historia, es qno se q mas escribir jajajaja
tkm baboso, y si, casémonos :P

Hija de la Luna dijo...

Hey!!
Para ser un intento de cuento de suspenso, déjame decirte que es muy bueno, a mi si logró atraparme... Gran intento, que por supuesto me imagino lo irás puliendo con la práctica... Gran trabajo, buena historia...
Saludos!!!

. dijo...

Claro, te invito, pero no sé cómo. Ja.
El blogspot y yo casi no nos llevamos.
Buen texto, métele más ruido y me dejará extasiada.
Un beso.
Chau.