Bussy

Te esperaba en la esquina afuera de aquel 7-Eleven en el que nos despedimos apenas dos noches antes. Seguía pensando en lo que me dijiste ese día, pero no tenia muy claro de que era lo que querías.

Llegaste y te salude, comenzamos a caminar hacia el lugar de aquella fiesta. Por un momento creí que nos habíamos perdido, pero finalmente llegamos. Toque el timbre y comencé a reírme -al imaginarte de puntas tratando de tocarlo-, tu amiga bajo y nos dejo pasar.

Un corto saludo y enseguida subimos, no había mucha gente y fue algo extraño pues los dos no conocíamos a nadie.

Llegaron aquellas chicas a la mesa y mientras platicaban nos venían. Finalmente ellas rompieron el hielo y comenzamos a hablar, pero pronto nuestro comportamiento despertó en una la curiosidad y la hizo preguntar.

-¿Son novios?

Te apreté la pierna bajo la mesa y voltee a verte.

Nos comenzamos a reír sabiendonos amantes y no contestamos.

Dejándole a su imaginación la respuesta, ella no paro de cuestionarnos el resto de la noche, hasta que se fue.

Bebimos, bailamos, comimos, convivimos por un rato.

A pesar de realmente no querer -y hablo en serio- no pude evitar besarte. Realmente me conformaba con esos coqueteos, caricias y el rose de nuestros labios.

Tu teléfono sonó, era Él.

Solté tu mano y respondiste el mensaje.

Algunas veces no puedo evitar sentir celos.

Tu me abrazaste y besaste mi cuello, mientras apoyaba mi cabeza contra la tuya.

Volví a probar tus labios, a pesar de haberle jurado a Ella que me portaría bien, y solté una pequeña risa interior al acordarme que mi amiga Eloisa se había ganado la hamburguesa que apostamos cuando se entero que iría contigo.

-Te conozco- recuerdo que me dijo.

Y si realmente si quizá solo ella y tu son las únicas que me aceptan realmente como soy, una basura como diría aquella amiga tuya.

Me conoces más de lo que realmente te deje conocerme.

Se hacia más tarde y me sorprendío que tu teléfono no sonara - ya sabes como son tus papas- te pregunte a que hora vendrían por ti y dijiste que te quedarías con tu amiga; momentos despues mi padre comenzo a llamar preguntando a que hora pensaba llegar.

Le dije que en un momento, que quiza en 40 minutos estaria en la casa.

Pero no queria irme de tu lado, lo estaba pasando muy bien

La fiesta empezo a terminar y las personas a irse, quedabamos pocos y eramos los unicos sobrios. Mientras nos divertiamos viendolos comentando tonterias y realizando juegos que solo las personas con alcohol en la sangre juegan.

Nos invitaron a unirnos pero tanto tu como yo nunca hemos sido buenos en eso, y nuestros amigos no podrian dejarnos mentir. Despues de observarlos un momento a mi me empezo a parecer divertido y nos unimos.

Despues de cuatro rondas seguidas de haber perdido, mi telofono sono de nuevo y te dije que ya era hora de que me fuera a mi casa.

Me acompañaste a la salida, y en el vestibulo del pequeño salon y lo que era tan solo un beso de despedida, se empezo a volverse cada vez mas intenso. Aproveche tu gabardina roja.y bajo ella escondia nuestros pecados mientras por debajo de la ropa mis manos te acariciaban. Despues de un rato tus inhibiciones comenzaron a quitarse y desabrochaste tanto mi camisa como mi pantalon, y tus manos comenzaron rozar mi cuerpo, paso casi una hora y estabamos demasiado exitados.

Tu fuiste la primera en sugerir que buscaramos un lugar en donde "estar" y el baño junto a nosotros fue la opcion, pero antes de ir hacia el, bajo llorando una de la tipas que jugaba con nosotros, y se metio al baño, tras de ella otras dos. Habiendo arruinado el lugar,seguimos en el vestibulo abrazados, disimulando.

Pronto desde el baño, comprendimos el motivo de su llanto, lo clasico -la tipa, el tipo, el tipo que no le hace caso-.

Nosotros seguimos con lo nuestro, y un armario comenzo a coquetearnos. Nos acercamos, y al intentar abrir la puerta, nos dimos cuenta que la puerta hacia demasiado ruido al abrirse, dos intentos más y el ruido seguia siendo excesivo.

Nos quedamos meditando, pensando en que seria para otra ocasion, finalmente lograste abrir la puerta sin llamar la atencion. Entramos y aunque el espacio era reducido encontramos la forma de acomodarnos.